INSTRUMENTOS DE EVALUACION
TRASTORNO LIMITE
La herramienta principal para diagnosticar el trastorno límite, es la entrevista clínica. Es recomendable complementarla con instrumentos específicos de evaluación. Para aumentar la eficacia del diagnóstico es conveniente contar con la información de alguien que conozca bien al paciente, si es posible un familiar cercano.
Técnicas proyectivas
Son quizá los instrumentos históricamente “clásicos” para el estudio de la personalidad y su patología. Utilizados por profesionales entrenados en estas técnicas, proporcionan una información de una gran riqueza psicopatológica. Los más conocidos son el test de Rorschach y el test de Aperepción Temática (T.A.T) de Murray.
Cuestionarios Autoadministrados
1. Cuestionario diagnóstico de la personalidad, revisado (PDQ-R)
2. Cuestionario clínico multiaxial de Millon-III (MCM-III)
3. Minnesota Multiphasic Personality Invertory (MMPI-2)
4. Temperament and Character Inventory (TCI)
5. Cuestionario basado en el modelo de los cinco factores (Big-five)
Entrevistas estructuradas
1. Entrevista clínica estructurada para el DSM, eje II (SCID-II) de Spitzer y Wiliams.
2. Cuestionario de evaluación de la personalidad (PAS) de Tyrer.
3. Examen internacional de los trastornos de la personalidad (IPDE) de Loranger.
TRASTORNO ESQUIZOTIPICO
No existe ninguna forma para evaluar y así diagnosticar la presencia del trastorno esquizotípico en las personas. No se cuenta con pruebas científicas, escalas, ni ningún tipo de instrumento que nos lleve a decir con exactitud que la persona posee tal trastorno. La única forma con la que se diagnostica el trastorno es a juicio del clínico, quien se guía por los manuales de enfermedades mentales (CIE-10 o DSM-IV) y establece si la persona posee dichos síntomas.
Existen algunos clínicos que se valen de la escala de esquizotipia del MMPI para establecer si la persona posee una personalidad vulnerable al trastorno, pero esto en sí no muestra un puntaje que confirme la presencia de la entidad nosológica. Simplemente puntúa un rasgo de personalidad. Algunas personas con un rasgo de esquizotipia alto, pueden llegar a desarrollar un trastorno esquizotípico, pero no todos.
De esta forma, hasta ahora no se cuenta con ningún instrumento que evalúe la presencia del trastorno, y la única forma para diagnosticarlo es siguiendo las pautas del CIE-10 o el DSM-IV. Sin embargo, varias áreas deberían ser exploradas:
Por ejemplo, debería evaluarse la neurotransmisión glutamatérgica y el tono inhibitorio gabaérgico. Esto podría hacerse a través de cualquier técnica que explore el funcionamiento cerebral, por ejemplo la tomografía axial computarizada.
Por otro lado, y como ya se dijo anteriormente, el trastorno esquizotípico se caracteriza por una anormalidad en las cognición y percepción. Por tanto, la evaluación debería ir encaminada a detectar dichos defectos, las formas en las que la persona elabora y procesa la información, si tiene alteraciones auditivas atencionales, si presenta desorganización conceptual –sin llegar a la incoherencia-, etc.
Sería útil evaluar qué cogniciones manifiesta la persona ante el contacto con otros, los mecanismos que están a la base de su distorsión, los esquemas cognitivos anómalos, etc. Esto sería útil puesto que a la hora de dar terapia al individuo, se sabría qué esquemas irracionales deberían cambiar.
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